"Aquí siempre sobra uno - piensa el solitario -. ¡Siempre o por uno, a la larga son dos!"
Yo y Mí están siempre trabados en empeñoso diálogo; esto seria insoportable sin un amigo.
Siempre, para el solitario, el amigo es el tercero; el tercero el flotador que impide que se vaya a pique el coloquio de dos.
Yo y Mí están siempre trabados en empeñoso diálogo; esto seria insoportable sin un amigo.
Siempre, para el solitario, el amigo es el tercero; el tercero el flotador que impide que se vaya a pique el coloquio de dos.
Hay demasiadas profundidades, ¡ay!, para todos los solitarios.
Por eso ansían un amigo y su altura.
Nuestra fe en otros revela lo que quisiéramos creer en nosotros mismos. Nuestro anhelo de amistad nos delata.
Y muchas veces uno sólo quiere saltar mediante el amor, por encima de la envidia. Y muchas veces uno ataca, haciéndose un enemigo, para disimular que es atacable.
"Sé al menos mi enemigo¡" - así habla la veneración verdadera que no osa solicitar amistad.
Quien quiere tener un amigo, también tiene que querer luchar por él; y para luchar, hay que poder ser enemigo.
El amigo debe ser mejor enemigo. Resistiendole es cuando tu corazón debe estar más cerca de él.
F.Nietzsche